martes, 25 de septiembre de 2012

Conferencia de Alberto Martí Bosch sobre las investigaciones del Dr. Pischinger

Un buen amigo nos ha pasado un vídeo que nos ha parecido realmente interesante. Dura casi una hora, pero os aseguramos que vale la pena dedicársela, porque está lleno de consejos para la vida y la salud, además de ser muy ameno.

Desde Discovery Salud.



Preocupado por los escasos resultados obtenidos en el tratamiento del cáncer, especialmente en el área de oncología pediátrica, el Doctor Alberto Martí Bosch empezó a romper con los métodos de la medicina tradicional en aras de encontrar formas más eficaces y menos dolorosas de afrontar esta extendida enfermedad.

Otro problema que explica este exponente es la limitación impuesta por la propia facultad y organismos formativos respecto a la medicina, ya que dejan de lado aspectos y artes médicas de gran importancia (homeopatía, fitoterapia, nutrición y dietética). Los médicos interesados por ampliar sus conocimientos en campos que no sea la medicina tradicional farmacológica que hoy en día impera se ven obligados a salir al extranjero para aprender.

En Isance nos ha gustado tanto su vídeo que queremos darlo a conocer mejor. Nos parece que es algo que todos deberíamos saber. Aprovechamos para compartir las notas que hemos tomado sobre sus contenidos, esperando que a vosotros también os resulten útiles.


Partimos de una información básica descubierta en la investigación de los tumores cancerígenos: el tumor en su interior es alcalino, pero en su exterior es todo acidez. Aparentemente, esta dualidad hace que sea complicado dar un tratamiento al mismo.

Antes, la única solución conocida era la quimioterapia, una terapia muy dura para el paciente, dolorosa y con graves repercusiones para la salud. Con el fin de evitar esto, el Dr Martí Brosh intentó reducir cada vez más los tratamientos de quimio y centrarse primero en conocer a fondo el cáncer, para poder responder a éste de forma más eficaz. Al fin y al cabo, el cáncer es sólo “unas células que se han vuelto malas”, ¿no? ¿Pero por qué sucede esto?

El Doctor Pishinger plantea que la enfermedad empieza en el entorno de la célula, no en la célula en sí. Por tanto, el problema deriva de los problemas de insuficiencias de pulmón, hígado o riñón, que son filtros que trabajan todas las horas del día durante nuestra vida. Todos entendemos que es normal cambiar el filtro del aire de un coche pasado cierto tiempo. Pues la forma de cuidar nuestros filtros pasa por la adecuada gestión de lo que ingerimos.

Simplificando, si le enviamos grasas a la célula, ésta nos devuelve colesterol; si le enviamos proteínas, nos devuelve ácido úrico… y estos residuos, que son de carácter ácido, son filtrados por los órganos antes mencionados. Mientras el cuerpo pueda filtrarlos no hay problema, pero hay que tener en cuenta que el cuerpo humano mueve en un día el equivalente a unos 7.200 litros de sangre, que el Doctor Martí compara a un camión de siete toneladas. En cambio… nuestros tres órganos de filtrado tienen el tamaño de un puño o dos, como mucho, como ya estableció Da Vinci. ¿Os imagináis cómo tienen que pasarlo unos filtros de este tamaño para el equivalente a un cambión de siete toneladas?

Si ya sería duro suponiendo que estuviera en reposo, tengamos en cuenta que nosotros no pasamos nuestra vida en meditación trascendental. Estamos siempre atacados por nervios y un ritmo de trabajo enloquecido. Por lo tanto, nosotros agotamos estos filtros y no los podemos cambiar. Si nadie nos enseña  a limpiarlos adecuadamente, estos filtros se obstruirán y empezaremos a retener colesterol, CO2, ácido úrico

Esto hace que varíe el PH del cuerpo, pero nuestro organismo no se puede permitir que varíe el PH de la sangre, o tendría consecuencias nefastas. ¿Solución? El cuerpo deja  estos residuos a un espacio intermedio, entre los capilares y las células, y las células acaban por ahogarse en sus propios excrementos. Eso hace que sea imposible que la célula, acostumbrada a flotar en un área cristalina, funcione bien. Acaba rodeada de una barrera de ácidos por la cual están obligados a pasar cualquier nutriente o el oxígeno que necesita la célula para sus funciones. Resumiendo: la célula se queda sin oxígeno, sin comida y atacada por sus propios ácidos. Y, por tanto, la degeneración celular está relacionada con los ácidos.

Una célula en esa situación sólo tiene dos opciones: morir… o defenderse para sobrevivir.
Si se mueren, en función de dónde sean las células, se generarán unas u otras enfermedades: parkinson, alzheimer, esclerosis, fibromas mamarios o uterinos… Y se le suele quitar importancia a las fibrosis porque ya están muertas las células. Además, en la medicina tradicional, si no identificamos al virus o la bacteria, decimos que son enfermedades de carácter ideopático. Como no sabemos qué pastillita les corresponde, se dejan de lado cuando en realidad son claros indicios de que hay cosas que no están funcionando adecuadamente en el organismo y su filtrado.

¿Cuál es la otra opción de la célula? La supervivencia. Las células luchan por sobrevivir en ese estado de amenaza mediante cuatro mecanismos:

1.       Hacer un globo de agua para desplazar los ácidos. Las células aprenden unas de otras. Si todas las células se llenan de agua, la persona retiene los líquidos y es incapaz adelgazar.
2.       Tamponar, que es convertir un ácido en una sal. Para ello, tiene que robar minerales de los huesos: calcio y sodio para hacer reaccionar químicamente. Al sacrificar estos minerales, se dan enfermedades como osteoporosis, artritis… al tiempo que aparecen calcificaciones en los tejidos blandos.
3.       Drenaje. Puede hacerse a través de la la piel, por la que se echan los residuos en forma de sudor ácido, la grasa… y esto acidifica la piel. El resultado son las dermatitis, eccemas, oriasis. Si en cambio se drena hacia las mucosas, se dan llagas en el esófago, en el estómago o colitis ulcerosa.
4.       La mutación, que consiste en el paso de célula sana a la de célula tumoral, es decir, cáncer. La célula muta porque su entorno ya no es alcalino, sino ácido, y como la célula necesita energía (atp). Existe una ruta alternativa que pasa por una síntesis de otros procesos, invirtiendo el proceso. La célula tiene que volverse muy alcalina en su interior, como hemos dicho al principio, para poder luchar contra la acidez externa.

¿Qué opciones propone la medicina académica?
1.       Primero, cortarle la cabeza al tumor (si se puede). Esto es, la cirugía.
2.       Si no es posible, achicharrar el tumor (si se puede). Es decir, la radioterapia.
3.       La tercera opción es envenenar a las células tumorales mediante quimioterapia.

Pero el Dr Martí Bosch, tras comparar estas tres vías a los procedimientos del siglo XII, nos recuerda que en dicha época también se podía recurrir al asedio contra un enemigo. ¿Cómo se podría hacer asedio a las células tumorales? Pues dejándolas sin su alimento, que en este caso es el ácido. En otras palabras, pasando por un proceso llamado la apoptosis, que viene a ser la alcalinización del organismo y la posterior muerte de las células tumorales.

De manera práctica, lo que haríamos sería quitarle los ácidos, las sales, su alimento (la dextrosa que es la única encima estable en un medio ácido)… y al final la célula no podría hacer su síntesis de ácidos porque sólo le quedaría el oxígeno. Y es más, para la célula tumoral, el oxígeno es tóxico para las células anaeróbicas.  

Dicho esto, y sabiendo la solución, ¿cómo alcalinizar al paciente? Recuperando la función de sus filtros: hígado, riñón y pulmón; así como eliminando aquellas toxinas que se han quedado en el espacio intersticial del organismo.

Desde esta óptica, se pueden usar cuatro pilares para el tratamiento del tumor: dieta alcalinizante, hidroterapia, tratamientos físicos y tratamientos naturales. Resumimos algunos apuntes a continuación sobre cuáles son los beneficios de estas formas de actuar:

n  Dieta alcalinizante y hiposódica (con poca sal).  La dieta de carne es acidificante, en cambio, la dieta vegetariana es alcalinizante y, además, contiene mucha agua, la cual es fundamental para limpiar los filtros del organismo. El Dr Martí nos cuenta que está bien comer vegetariano, pero no ser vegetarianos, porque nuestro estómago no está preparado como el de los herbívoros. Somos omnívoros, pero sí tenemos que reducir mucho nuestro consumo de proteínas. Una dieta adecuada con pocas proteínas y sales asegura que estamos matando de hambre las células tumorales. Si además lo unimos a tratamientos de oxigenación, como la ozonoterapia, asediamos todavía mejor las células.
n  Fitoterapia. Ya Galeno se quejaba con sus tres grandes no: no sé medicina, no tengo medicamentos y no puedo curar, pero Galeno aprendió de Hipócrates, que dijo que los medicamentos tenían que ser los alimentos y se dio cuenta de las propiedades que tenían las plantas para limpiar. Ya fuera tomándolas como alimento, infusión o comprimidos (que obtenía secando y comprimiendo las plantas). También la oligoterapia puede reactivar estos órganos de filtrado.
n  Hidroterapia. Galeno también se dio cuenta de la importancia de las termas. Las aguas termales son aguas calientes, ideales para dilatar los poros. Además, son aguas minerales, con una gran concentración salina. Los líquidos van a ir de donde hay menos concentración, porque se produce un gradiente de osmosis. Por tanto, se pueden sacar del cuerpo residuos gracias a los baños termales; y no hace falta costearse un balneario, ya que en casa se puede reproducir el proceso con agua caliente y sal.
n  Tratamientos físicos. Estos permiten restablecer los mecanismos funcionales y energéticos de las células. Por ejemplo: acupuntura, osteopatía, quiropraxia, magnetoterapia, musicoterapia y demás nos ayudan a reequilibrar los sistemas del cuerpo.

Conclusión: mediante estos tratamientos, lo que se consigue es evitar que las células sanas pasen por los procesos de deterioro o mutación anteriormente mencionados y, a la vez, que las células tumorales queden aisladas, sin medios de vida, y mueran.

Si nos hubieran acostumbrado desde pequeñitos a comer un día vegetariano, a tomar infusiones de alcachofa, hipérico y té verde, a bañarnos con sal y a tener unos hábitos sanos de vida, nuestros filtros podrían funcionar adecuadamente durante toda nuestra existencia y no se llegaría al tipo de enfermedades que hoy en día inundan nuestra sociedad con tanta facilidad.

Por último, el Dr Martí Bosch termina su charla comentando lo preocupante que es la forma en que reacciona la medicina actual al respecto, y como rechaza los tratamientos menos agresivos, cuya eficacia está probada. Pone el ejemplo de una paciente que tuvo, en un caso grave de metástasis, que a través de esta “limpieza de filtros” casi remitió completamente su enfermedad. La medicina académica etiquetó el caso como “curación espontánea”. Martí Bosch afirma que sí, se curó espontáneamente… pero gracias a que tomó toda una serie de medidas que lo permitieron. Su organismo aprendió a funcionar de manera eficaz para la limpieza del cáncer, mediante unos métodos que están al alcance de todos. 

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